Héctor Puerta

Ejecutivo de cuentas

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Cómo crear la marca personal de un CEO

Rareza es el término que se me ocurre para definir a aquellas empresas o personas que no cuentan con presencia en la red. ¿Realmente existe alguien que a día de hoy no esté en Internet? Parece difícil responder que sí. Y es que vivimos en una sociedad altamente digitalizada e hiperconectada, en la que todo está en la red. Nos informamos a través de ella; trabajamos, nos relacionamos, compramos, invertimos, nos enamoramos… todo a través de la red.

Con este panorama, no es de extrañar que las organizaciones hayan tomado conciencia de lo importante que es la proyección de su marca en los canales digitales. Pero algunas, las más perspicaces, no se conforman con eso y entienden los múltiples beneficios de reforzar la proyección de su marca con un enfoque auténtico: apuestan también por una gestión estratégica de la imagen de sus líderes en la esfera digital, especialmente en LinkedIn, la plataforma profesional por excelencia.

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Para crear y gestionar de manera óptima la marca personal de un CEO, hay una serie de etapas de trabajo. En be shared llevamos más de 8 años desarrollando estrategias de marca personal para portavoces digitales de grandes compañías, por lo que contamos con un método perfectamente definido cuyos resultados han sido más que contrastados.

Análisis del terreno

Antes de entrar de lleno en la creación de una marca personal, es esencial entender el contexto en el que operan tanto el directivo como la empresa. Analizar la industria, la competencia y las tendencias del mercado nos puede proporcionar información fundamental sobre la que cimentar una estrategia totalmente personalizada.

¿En qué sector opera la organización y qué características específicas tiene? ¿Cuáles son sus retos de futuro? ¿Y su reputación? ¿En qué basa su estrategia de comunicación?

Hacernos estas y otras preguntas nos ayudará a comprender el entorno y nos permitirá dar coherencia a la estrategia de marca personal.

Identificación y jerarquización de los stakeholder

Una vez conocemos el entorno en el que debemos movernos, es momento de identificar los stakeholders del CEO y jerarquizarlos. Esto nos permitirá crear un mapa que nos ayudará a definir posteriormente la estrategia comunicativa, priorizando unos mensajes por delante de otros. Y es que una marca personal bien definida no solo se dirige al público general, sino que se centra en stakeholders clave: clientes, colaboradores y colaboradoras, accionistas, instituciones públicas, etc.

En este punto, es fundamental entender las expectativas y necesidades de cada grupo de interés para orientar los mensajes del CEO a cada uno de ellos y establecer así conexiones sólidas que ayuden a forjar una de las bases de toda relación: la confianza.

Evaluación de la huella digital

La comunicación es a menudo una disciplina cuyos resultados es muy difícil medir. Analizar la huella digital del directivo o la directiva, es decir, revisar su presencia en la red (redes sociales, buscadores, artículos, entrevistas…) nos ayudará a identificar áreas de mejora y nos permitirá establecer un punto cero. A partir de ahí, podremos valorar la evolución del perfil y hacer tangibles los resultados.

Desarrollo de la estrategia de posicionamiento

El proceso analítico nos ayudará a abordar el planteamiento estratégico. Es hora de procesar la información recopilada y desarrollar una estrategia de posicionamiento ad hoc, en la que quede reflejado el máximo número de detalles posible, tanto de la construcción de la marca como de la posterior comunicación. Los elementos que suelen incluirse en este tipo de documentos son aquellos propios de cualquier plan de comunicación digital corporativa pero extrapolados al terreno personal.

Gestión de la comunicación

Cuando la base estratégica está totalmente asentada, es momento de arrancar con la comunicación. Pero antes, hay que optimizar el perfil de LinkedIn del CEO en base a los criterios establecidos en la hoja de ruta. Esta es una parte fundamental de la construcción de la marca, ya que el perfil será en muchos casos la carta de presentación del directivo o directiva.

Y solamente cuando tengamos un perfil completamente optimizado empezaremos a comunicar y a poner en práctica todas las acciones incluidas en el planteamiento estratégico, siguiendo con los timings y las pautas previamente establecidas.

Monitorización como clave para la mejora continua

Una de las maneras más efectivas de aprender y mejorar en cualquier disciplina es mediante el método de ensayo y error. En comunicación no es demasiado distinto. Una vez hemos puesto en marcha la comunicación del CEO en LinkedIn, es recomendable que llevemos a cabo una exhaustiva monitorización, pues nos permitirá aplicar las medidas correctivas necesarias para que el perfil evolucione positivamente y los resultados obtenidos en el futuro cumplan con nuestras expectativas.

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En definitiva, la creación y gestión de la marca personal de un líder empresarial es un proceso integral que se lleva a cabo de manera personalizada, en el que la atención a los detalles, la anticipación y la capacidad de observación son vitales para comprender el entorno y orquestar un plan de acción capaz de conseguir los objetivos deseados. La óptima gestión de la comunicación de los líderes empresariales es una asignatura obligatoria para todas las medianas y grandes compañías, que tienen ante sí una oportunidad de llegar a sus públicos de manera transparente, cercana y, sobre todo, humana.

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El poder de la escritura creativa para empresas

En la actualidad, las plataformas digitales se han convertido en un canal imprescindible para que las organizaciones conecten con su audiencia y promuevan sus productos o servicios. En un entorno digital altamente saturado, la escritura creativa puede ser un elemento diferencial para destacar y captar la atención nuestro público objetivo.

Potenciar su marca en las redes sociales, generar interacción o establecer una conexión de valor con sus seguidores son algunos de los beneficios a los que las organizaciones pueden aspirar mediante la escritura creativa.

En este artículo te contamos las ventajas de aplicar la escritura creativa en la comunicación digital de tu empresa.

Comprende a tu audiencia

En comunicación, conocer al receptor de nuestro mensaje es básico para hacerle llegar la información de manera efectiva. Si queremos llegar a un público joven no podemos utilizar un lenguaje del siglo pasado, del mismo modo que tampoco podemos hacer lo contrario.

La comunicación efectiva se basa en un conocimiento profundo de nuestra audiencia. Debemos investigar y analizar a nuestros seguidores, preguntarnos quiénes son, qué les interesa, cómo se comunican, con qué lenguaje… Esto nos permitirá adaptar el contenido de nuestra empresa y el enfoque de la escritura para satisfacer sus expectativas y generar un mayor engagement.

Conoce tu marca: define su voz y tono

Cualquier marca debe tener una personalidad definida para presentarse ante su audiencia. La voz y el tono son elementos fundamentales para dotar a las marcas de personalidad y hacerlas reconocibles para su público. Antes de empezar a proyectar la imagen de una marca por los canales digitales, es esencial definir su personalidad y encontrar una voz y un tono únicos que la hagan destacar por encima del resto de competidores.

Para ello, debemos hacer una radiografía de la marca, definir cuáles son sus principales rasgos identitarios y, a partir de ahí, crear una voz y un tono y no abandonarlos nunca. Esto ayudará nuestra marca a ser percibida de forma coherente y la dotará de una imagen sólida.

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Apúntate al storytelling

Todos los seres humanos tenemos algo en común: nos gustan las historias. La narrativa ha sido fundamental a lo largo de los siglos para la transmisión de conocimiento. Nuestro objetivo es que el mensaje quede grabado para siempre en la memoria de la audiencia, y no hay mejor manera de conseguirlo que a través de las emociones que se desatan tras la lectura y la comprensión de una buena historia.

Las historias tienen el poder de conectar con las personas a nivel emocional, profundo. Debemos ser capaces de integrar esta cualidad de las historias en nuestra comunicación digital, ya que esto mantendrá el interés de nuestra audiencia. Las historias están en todas partes: en la sala de espera de una oficina bancaria, en un parque de atracciones, en el asiento de atrás de un autobús… Solo debemos observar, interpretar y dar rienda suelta a nuestra imaginación. El storytelling es una poderosa herramienta que las empresas pueden explotar para llegar a sus públicos.

Alíate con la retórica

Según la RAE, la retórica es el conjunto de reglas y principios para escribir de forma elegante con el fin de deleitar, conmover o persuadir. Existen decenas de figuras retóricas que pueden ayudarnos a elaborar nuestros textos y proyectar los mensajes de manera efectiva; figuras que han funcionado desde la Antigua Grecia.

La metáfora, la ironía o la hipérbole son altamente eficientes para transmitir ideas y emociones de una manera vívida y memorable. Utilizarlas de modo ingenioso nos permitirá captar la atención de nuestra audiencia y hacer que el contenido sea más atractivo y susceptible de ser compartido.

Menos es más

Si podemos transmitir un mensaje con tres palabras no hay razón para utilizar cuatro. En las redes sociales, el tiempo y la atención de los usuarios son limitados. Es esencial que transmitamos nuestro mensaje de manera clara y directa.

Utilicemos frases cortas y párrafos concisos para mantener la atención de la audiencia. La brevedad y la claridad son nuestras aliadas en la escritura creativa para redes sociales. Debemos sacar el máximo rendimiento a cada palabra y ser claros en el mensaje.

El título, un puñetazo en el ojo

Un título llamativo es la vía más directa para conseguir la atención del usuario y hacer que haga clic en nuestra publicación. El título debe ser conciso y sintetizar la información que se le ofrece a continuación, pero, al mismo tiempo, debe llamar su atención y empujarle a continuar leyendo.

De nada sirve elaborar un texto excelente si nuestro título es mediocre y no es capaz de llamar la atención de la audiencia. En el ámbito de la publicidad, se dice que un cartel debe ser como “un puñetazo en el ojo”. Nuestro título debe ser como una voz que grita al lector para decirle: ‘¡Eh! Estoy aquí. Ni se te ocurra pasar de largo’.

El contenido, siempre de valor

Para captar la atención de nuestra audiencia, es esencial ofrecer contenido relevante y valioso. Por supuesto, en comunicación corporativa nos interesa promocionar nuestros productos y servicios, y proyectar las bondades de la organización para preservar su reputación, pero debemos encontrar el equilibrio para no saturar a la audiencia.

Aportemos información útil, consejos prácticos, tendencias del sector o contenido inspirador relacionado con nuestra área de negocio. Nuestro público no tiene tiempo que perder. Si queremos su atención, deberemos ofrecerle algo a cambio. Compartir contenido de valor ayudará a generar confianza y posicionar nuestra empresa como una referencia en su sector.

Fomenta la participación y la interacción

Las redes sociales son un gran foro en el que los usuarios pueden expresar sus ideas y opinar sobre las de los demás generando una conversación. Debemos animara a la audiencia a interactuar con nuestro contenido. Hagamos preguntas, planteemos desafíos, solicitemos opiniones, realicemos encuestas… En definitiva, llamemos a nuestros seguidores a la acción. Esto no solo aumentará las métricas: también nos permitirá obtener información valiosa sobre las necesidades y preferencias de nuestro público.

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Potencia la comunicación humana

La comunicación es más eficiente cuando es cercana, auténtica y humana. En el entorno digital, la autenticidad es siempre muy valorada por la audiencia, por lo que la comunicación debe reflejar la honestidad y transparencia de nuestra empresa. Utilizar un tono humano y genuino nos ayudará a conectar con el público. Debemos mostrar el lado más humano de nuestra marca para aumentar las posibilidades de establecer una conexión emocional con las personas al otro lado de la pantalla.

En definitiva, la escritura creativa es una herramienta muy eficiente para que las empresas destaquen en un entorno digital competitivo. Aplicarla de manera estratégica potenciará la marca de nuestra organización en redes sociales, y nos ayudará a generar conexiones significativas y a aumentar y fidelizar a nuestra comunidad.

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Cómo mejorar la reputación digital de tu empresa

La reputación digital constituye uno de los principales activos de las organizaciones y cada vez vemos a más empresas que incluyen su gestión como un eje estratégico más.

Nos encontramos en la era de la comunicación, donde el acceso a la información es más democrático que nunca y “parecer” es casi más importante que “ser”. A día de hoy, el valor de las empresas se mide más por lo que no tienen que por lo que tienen.

La evolución de la opinión pública

Durante siglos, los individuos se formaban una opinión de los asuntos públicos y sociales a través del boca-oreja, compartiendo chascarrillos en la plaza o el mercado del pueblo mediante un intercambio de información que guardaba cierta horizontalidad.

En la época moderna, la llegada de los medios de comunicación de masas y su naturaleza unidireccional rompió con este equilibrio y la opinión pública pasó a tener una fuerte vinculación con la opinión publicada: la influencia de una minoría moldeaba (y todavía lo hace en buena medida), la opinión de la mayoría. Es en este contexto en el que nace la empresa tal y como la conocemos.

Hoy, en el siglo XXI, el auge de internet y el desarrollo de nuevos canales de comunicación han creado un espacio de intercambio de información parecido al de la antigüedad, al que cada uno de nosotros y nosotras podemos asistir con un simple clic: hemos vuelto a la plaza del pueblo de la mano de Facebook, Twitter y compañía.

Las redes sociales han creado un marco comunicativo horizontal en el que todo el mundo puede opinar y del que nos nutrimos para formarnos una opinión de la sociedad. Se trata de un nuevo paradigma al que las empresas deben adaptarse si quieren mantener o incrementar sus negocios.

El peso de los intangibles, cada vez más notable

Este nuevo ecosistema comunicativo está ligado a un paulatino aumento de los valores intangibles de las empresas. Según un estudio de Brand Finance y Corporate Excellence, se estima que el 50% del valor total de una organización reside en sus activos intangibles (en algunos sectores puede llegar a alcanzar el 80%). Estos datos nos dan una idea de la importancia que tiene para las organizaciones hoy en día cuidar su reputación, que supone, cuanto menos, la mitad de sus activos.

Las personas que nos dedicamos al mundo de la comunicación sabemos que construir la reputación de una persona u organización es como construir un castillo de naipes: hace falta mucho tiempo y esfuerzo para levantarlo, pero un simple golpe de viento puede derrumbarlo en cuestión de segundos y, en ocasiones, será imposible volverlo a construir.

Parece, pues, una apuesta inteligente por parte de las empresas invertir recursos en estrategias comunicativas para mejorar y mantener la reputación de su marca.

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Mejora la reputación de tu empresa a través de la comunicación

A día de hoy, no estar en internet significa no existir, por lo que queda absolutamente descartada la opción de no comunicar para no poner en riesgo la reputación. Si no comunicamos, otros lo harán por nosotros, y no podremos controlar qué discurso se articula alrededor de nuestra marca.

Así pues, existen diversas estrategias dirigidas a aumentar la reputación de las organizaciones en los canales digitales, como estrategias de comunicación multicanal, branded content, inbound marketing… Estas acciones y muchas otras contribuyen a proyectar y cuidar la imagen y la reputación de las empresas en la red, pero hay una que destaca por encima de ellas por su autenticidad y alta efectividad: la comunicación humana.

La comunicación humana, clave para aumentar la reputación corporativa

La comunicación humana, impulsada a través del método #HummanCommCulture desarrollado por be shared, es el resultado de la aplicación de diversas acciones de comunicación que implican a los equipos de las empresas y que tienen como objetivo estrechar los vínculos con sus públicos de interés y mejorar la reputación corporativa, generando, en muchas ocasiones, nuevas oportunidades de negocio.

En un contexto en el que las nuevas tecnologías y la digitalización están asumiendo cada vez más protagonismo, en be shared creemos en el poder de lo humano, y por ello apostamos por una comunicación corporativa que dé voz a los colaboradores y colaboradoras de las organizaciones. Porque sólo a través de una estrategia que englobe a las personas de la empresa podremos articular un discurso coherente que proyecte los mensajes de manera auténtica y que estos sean recibidos por el público con un alto nivel de efectividad.

Para conseguir implicar a los miembros de los equipos en la estrategia de comunicación, en be shared hemos definido las siguientes acciones:

  • Social Media Guidelines:
    Esta herramienta digital dirigida a todos los miembros de la organización aporta los conocimientos y medios necesarios para hacer un uso responsable de las redes sociales y cuidar el nombre y la imagen de la compañía en el entorno digital.
  • Formaciones en Comunicación Digital y Social Media:
    A través de la formación aportamos a los miembros del equipo los conocimientos necesarios para proyectar la marca de la organización en las plataformas digitales, además de aumentar su nivel de motivación y de pertenencia al grupo.
  • Programa de embajadores de marca:
    Mediante el programa de embajadores de marca damos voz a los miembros del equipo, alineando sus objetivos comunicacionales con los de la compañía y visibilizando la marca de manera auténtica.
  • Programa de portavoces digitales:
    Gracias al programa de portavoces digitales, los directivos y directivas de la organización construyen un posicionamiento digital ligado al de la marca y amplifican los mensajes de la organización como voces autorizadas.

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El desarrollo permanente de las tecnologías de la comunicación y las últimas tendencias aparecidas plantean un 2023 apasionante y lleno de desafíos para el sector.

En be shared ayudamos a los departamentos de comunicación de las empresas a comunicar de manera humana y a cuidar de su reputación en el entorno digital, aplicando estrategias que mejoran la percepción de la marca tanto interna como externamente. Si quieres elevar la reputación de tu organización, escríbenos a hola@beshared.es y te ayudaremos a definir la estrategia que mejor se adapte a tus necesidades.

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Embajador de marca interno: ¿por qué compré un SEAT y no un Renault?

En la actualidad, se habla mucho de los embajadores de marca, pero este concepto no es para nada nuevo. Hace más de 20 años que compré mi primer coche. Fue un Peugeot 405 de segunda mano, sospecho que con algunas historias que contar. Dos años más tarde, cuando las anécdotas ya le salían por el tubo de escape, decidí comprarme un coche nuevo. Valoré varias marcas, pero al final aposté por un SEAT. Un buen amigo trabajaba (y todavía lo hace) como ingeniero en el Centro Técnico, y me recomendó apostar por la marca española de propiedad alemana.

Sin lugar a dudas, su recomendación tuvo una gran influencia en la confianza que deposité en la marca y en mi decisión de compra. Yo aún no lo sabía, pero con el tiempo descubrí que mi amigo estaba ejerciendo inconscientemente de embajador de marca de la empresa para la que trabaja. Seguramente, muchos de ustedes se habrán encontrado alguna vez en una situación similar.

Definición de embajador de marca interno

Según Wikipedia, esa enciclopedia online en la que nadie confía pero que todos consultamos, un embajador de marca es “una persona contratada por una organización para representar una marca de manera positiva y ayudar a aumentar tanto el conocimiento de la misma como sus ventas”.

O sea, una persona que habla bien de una marca. Ahora bien, existen distintos tipos de embajadores de marca. De los que hablaremos en este artículo es de los embajadores de marca internos, que son aquellos que trabajan en la empresa a la que representan, como mi amigo el de SEAT.

La evolución del embajador de marca

Con el tiempo, y con el auge de Internet, las redes sociales, los smartphones, las redes WiFi y un montón de tecnologías más, el papel de los embajadores de marca ha ido evolucionando. La comunicación y la gestión de la información se han modernizado, y las oportunidades de las marcas para llegar a sus públicos han aumentado considerablemente, abaratando en muchos casos los costes. Ahora, el embajador, además de proyectar las bondades de la marca mediante el boca a boca, también lo hace a través de los canales digitales.

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6 ventajas de proyectar la comunicación de una empresa a través de los embajadores de marca internos

Para las empresas, contar con embajadores de marca en sus equipos tiene una serie de ventajas.

1. Genera confianza en los públicos

Por lo general, la confianza que depositamos en las personas suele ser mucho mayor que la que depositamos en las marcas. No es lo mismo recibir un mensaje de una persona de carne y hueso que recibirlo de una institución con ánimo de lucro. Además, genera mucha más confianza recibir el mensaje de un tercero que de la propia parte interesada.

Volviendo a mi coche, la conversación que tuve con mi amigo me influyó más que todas las campañas de publicidad de la marca que hubiera podido ver antes. Me pregunto qué coche hubiera comprado si, en lugar de en SEAT, mi amigo hubiera trabajado en Renault.

2. Es más económico que otros métodos

Otra de las ventajas que los embajadores de marca internos tienen para las organizaciones es el coste. Realizar una campaña de embajadores de marca es más económico que trabajar con Influencers, quienes suelen llevarse un buen pellizco por recomendar los productos de la marca y, por supuesto, que lanzar costosas campañas de publicidad.

Obviamente, en esta vida todo cuesta dinero, y la realización de una estrategia de embajadores de marca y su posterior desarrollo conllevan unos costes, pero estos suelan ser mucho más asequibles que los de las estrategias citadas en el párrafo anterior.

3. Es una manera ideal de proyectar los valores de la empresa

La proyección de los valores es otro de los beneficios de contar con embajadores de marca internos, ya que estos están en sintonía con los valores corporativos, creen en ellos y los comparten con orgullo.

Los embajadores de marca internos no solo les dirán a los públicos de la organización por qué comprar sus productos o contratar sus servicios; también les explicarán los movimientos que se están llevando a cabo, si tienen en cuenta o no a sus empleados, si les preocupa el medioambiente o si emprenden acciones de Responsabilidad Social Corporativa, por ejemplo. En definitiva, proyectarán los valores de la compañía y su cultura corporativa, lo que atraerá no solamente a clientes potenciales, sino también al talento.

En este punto, no está de más recordar que, en la empresa moderna los activos intangibles representan más de la mitad del valor de la misma, por lo que la proyección de los valores y el cuidado de la reputación de la marca no es una cuestión para nada baladí.

4. Supone una importante fuente de datos

Una campaña de embajadores de marca internos conlleva también un seguimiento de las acciones de los mismos. Cuando se realiza una estrategia de embajadores de marca, se elige a las personas que mejor pueden representar a la compañía y se definen unos ejes de comunicación y unos mensajes. Una vez proyectados, es hora de analizar los resultados. Las reacciones y la conversación que generan las publicaciones de los embajadores de marca son una valiosa información para la compañía, ya que estarán tomando el pulso a sus públicos.

Imagínense que mi amigo el de SEAT hubiera compartido con su encargado cuáles eran mis preferencias, y las de sus círculos más cercanos, a la hora de elegir un coche. Y que el encargado se lo hubiera dicho a su superior, y este a otro superior, y la información hubiera acabado en la mesa del director general de la compañía. Seguramente, esa información le hubiera orientado para tomar futuras decisiones adaptándose a las exigencias de la demanda.

5. Aumenta la visibilidad de la marca

Los embajadores de marca internos suponen un canal más para las organizaciones. Además de aumentar la calidad y la credibilidad de los mensajes, también aumentan su visibilidad. Los canales oficiales de las empresas son limitados, por lo que incrementar la ‘cuota de pantalla’ con un ejército de embajadores de marca es una buena forma de llegar a más clientes potenciales y otros públicos de interés.

6. La comunicación es más auténtica

La tendencia es que el branded content (contenido de marca) asuma más protagonismo en el mundo digital durante los próximos años. La razón es muy sencilla: la gente está cada vez más cansada de la publicidad invasiva y las empresas, lo saben. ¿Cuántos de ustedes se “tragan” todo el anuncio antes de que empiece el vídeo que quieren ver en YouTube?

Que me perdonen los publicistas, pero la publicidad cansa, incluso molesta. Trabajar con embajadores de marca es una excelente manera de transmitir el mensaje de un modo natural, cercano y auténtico. En definitiva, de un modo humano.

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El embajador de marca interno debe estar respaldado por su organización

A lo largo del texto, ha quedado claro que trabajar una estrategia de embajadores de marca internos conlleva múltiples ventajas para la empresa. Ahora bien, esta proyección de la identidad, los valores, la cultura corporativa e incluso los productos y servicios de la marca debe cimentarse sobre el buen hacer de la organización. De nada sirve lanzar una campaña de embajadores de marca internos si nuestros productos o servicios no son capaces de satisfacer las demandas de nuestros clientes. Los embajadores de marca no son magos, sino un medio genuino, creíble y más económico de llegar a las audiencias.

¿Se imaginan que mi SEAT se hubiera estropeado a los dos meses de comprarlo? Por suerte, salió bueno. Y eso no es solo gracias a mi amigo.

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Líderes empresariales en la era digital

La progresiva humanización de las empresas en el siglo XXI está dando como resultado una gestión cada vez más precisa de la comunicación de sus líderes en las redes sociales.

El liderazgo invisible no existe

Existen múltiples formas de liderazgo. De hecho, podríamos decir que cada líder tiene su propia manera de influir sobre el grupo. Por supuesto que encontramos ciertos patrones de conducta que se repiten en distintos individuos, pero sobre ello ya se han volcado enormes cantidades de datos en la red. De lo que hablaré en este artículo es de un concepto en particular y que todos los líderes, casi por definición, tienen en común: la notoriedad.

¿Y qué es la notoriedad? Entre otras cosas, un acto de comunicación. Ergo para ejercer cualquier forma de liderazgo, es imprescindible COMUNICAR.

Un líder puede ser carismático, autocrático, democrático, transformacional o un montón de cosas más. Ahora bien, para poder ejercer cualquier tipo de liderazgo, es imprescindible que los miembros del grupo entiendan al líder, por lo que este, mediante una u otra estrategia, debe hacerse notar. El liderazgo invisible no existe.

En la especie humana, permítaseme la definición de marca blanca, el liderazgo no es más que un proceso de coordinación social en el que un individuo o individuos ejercen una influencia sobre otro u otros en pro de unos objetivos comunes.

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Liderazgo en la empresa

En el ámbito empresarial existen infinidad de profesionales que por su posición deben liderar a un grupo de personas: mandos intermedios, directivos, supervisores, encargados, jefes de equipo… todos ellos deben, a través de su notoriedad y su capacidad de comunicación, influir sobre los demás para conseguir los objetivos. Y, en otra esfera, encontramos una figura que destaca por encima de todas los demás: el CEO o líder empresarial.

Dentro de una organización moderna, el CEO es la máxima expresión de liderazgo; es la punta de lanza, el ejemplo a seguir y la persona de mayor ascendencia. Sus actos son evaluados por los empleados y empleadas, y de su conducta dependerá, en parte, el buen funcionamiento o no de la empresa.

Ejemplos de altos cargos empresariales cuyo liderazgo ha sido fundamental para que su empresa consiguiera los objetivos comerciales y ampliase incluso su negocio hay muchos y muy variados.

Les propongo un pequeño ejercicio. Piensen, por un instante, en un líder, con nombre y apellidos, que haya sido fundamental para el desarrollo y el crecimiento de su empresa. Tómense su tiempo. ¿Lo tienen?

Es probable que su mente les haya llevado a pensar en el CEO de una de las empresas en las que trabajaron o en la que trabajan actualmente; aunque no lo es menos que se hayan acordado de nombres como el de Steve Jobs, Bill Gates, Ana Botín, Elon Musk, José María Álvarez Pallete, Juan Roig o incluso José María Ruíz-Mateos, a pesar de su controvertida figura. Pero, ¿qué tienen en común estos líderes? En efecto. Su notoriedad.

Las empresas deben aprovechar todos sus activos comunicativos, y la figura de sus líderes es uno de ellos

La ascendencia de los líderes empresariales sobre los empleados y empleadas de sus empresas debe ser sólidamente respaldada por una estrategia de comunicación. Ninguna organización que desee proyectar una imagen firme y coherente entre sus colaboradores y colaboradoras puede arriesgarse a mostrar fisuras o incoherencias en la comunicación de su líder, y mucho menos puede permitirse el lujo de no darle visibilidad.

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Los CEOs son valiosos activos para las empresas y estas caerían en un tremendo error de no aprovechar todo su potencial a nivel comunicativo. Más allá de su capacidad de tomar decisiones en favor del desarrollo del negocio, los líderes representan el lado humano de una empresa y una ventana para alcanzar públicos tanto internos como externos.

Una empresa que quiera proyectar una imagen cercana, humana y de máxima confianza tanto hacia sus empleados y empleadas como hacia sus clientes necesita establecer un plan de comunicación para su principal líder y, en el siglo XXI, esto no se entiende sin una presencia estratégica en las plataformas digitales.

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Desarrollar una estrategia digital para los líderes empresariales y tener el control de su comunicación en un mundo hiperconectado jamás puede ser una mala decisión. Lo contrario es dejar en manos del azar una importante faceta de la comunicación de la empresa.

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Cómo arruinar la reputación de tu empresa

Cuando uno va más o menos de forma regular a la facultad de comunicación y atiende a algunas asignaturas de la licenciatura de periodismo, uno de los mantras que suele escuchar de forma recurrente es: “Un periodista tarda años en construir su credibilidad, pero solo unos segundos en destruirla”.

En realidad, de lo que se está hablando es de reputación, y no hace falta ir a ninguna universidad para saber que cuesta mucho esfuerzo forjarse una buena imagen y se necesita muy poquito tiempo para echarlo todo a perder.

“Por un gato que maté, me llamaron matagatos”. Seguro que a todos nos ha pasado alguna vez. No lo de matar un gato, claro, pero sí aquello de cometer una equivocación, tener un descuido o tomar una mala decisión y quedar señalados de por vida (o al menos por un tiempo). Que le pregunten al bueno de Luis Miguel Arconada, mítico portero de la Real Sociedad y de la Selección Española de Fútbol (este ejemplo es sólo para los muy futboleros… y con algunos años ya en sus espaldas).

Esta máxima sobre la reputación es perfectamente extrapolable al ámbito empresarial. Construir la reputación de una marca es un camino largo y costoso que requiere de compromiso, paciencia y dedicación. Ahora bien, si lo que se desea es saber cómo arruinar la reputación de una empresa y poner en riesgo el negocio a través de la comunicación digital, basta con seguir estos sencillos consejos.

1. Olvídate de la comunicación digital

Hace años, arruinar la reputación de una empresa era algo más complicado, ya que la compañía tenía prácticamente el control total de su comunicación. Hoy en día, con el auge de las redes sociales, podríamos decir que es coser y cantar. La digitalización ha democratizado la comunicación, que ha sufrido un desplome para pasar de vertical a horizontal. La rigidez con las que las compañías solían controlar su discurso se evaporó para dar paso a una laxitud que les es desconocida.

Las redes sociales son la nueva plaza del mercado; aquel lugar donde la gente se reúne y habla de ella misma y, sobre todo, de los demás. La diferencia es que el altavoz de las plataformas digitales es mucho más potente y llega a más personas.

Una de las formas más efectivas de arruinar tu empresa es no comunicar nada, olvidarte por completo de la comunicación en las plataformas digitales. Si tu empresa no comunica, otros lo harán por ella, y probablemente sea la competencia. La mejor manera de destruir nuestra reputación es dejarla en manos de un tercero con malas intenciones.

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2. Métete en líos, cuantos más mejor

En caso de que decidas trabajar tu comunicación, hay otras formas de echarlo todo a perder. Si tenemos una empresa y queremos hacer añicos nuestra imagen, lo mejor es dar nuestra opinión sobre temas muy controvertidos en nombre de la compañía. Apoyemos abiertamente a un partido político y condenemos a su opositor; opinemos sobre las leyes del aborto y la eutanasia, las crisis migratorias, los conflictos religiosos o la perspectiva de género. Tratar estos temas generará un auténtico ejército de detractores que se encargarán de proyectar una imagen penosa de tu empresa.

Esto también es válido para los representantes de la compañía. Si el CEO, por ejemplo, quiere incluir en sus redes una foto de perfil en una corrida de toros o saludando al político de turno, o le parece buena idea publicar comentarios sobre la mala gestión del alcalde de su ciudad, adelante. Será cuestión de tiempo que parte de su audiencia le estigmatice de por vida… (y con él a la organización) y se lo haga saber a los demás.

3. No controles lo que comunican las personas de tu equipo en la empresa

Hace no muchos días quedé con un amigo para ir a comer. Me tocaba invitar a mí, así que yo elegí el restaurante e hice la reserva. Cuando se lo comuniqué a mi amigo me dijo que no quería ir “a ese antro”. La razón que me dio es que su cuñada había trabajado en ese restaurante y no lo recomendaba en absoluto. Como es de imaginar, no me hicieron falta muchos más argumentos para cancelar la reserva, aunque en realidad no sé qué es lo que empuja a la cuñada de mi amigo a hablar mal sobre su antiguo trabajo. Quizás no tenga nada que ver con la limpieza, ni con la calidad de los alimentos. Aun así, preferí no jugármela y reservar mesa en otro restaurante.

En cualquier caso, si quieres arriesgar la reputación tu empresa, deja que los colaboradores y colaboradoras comuniquen lo que les venga en gana sobre la compañía, aunque sea mentira. No supervises lo que dicen, ni dónde o cómo lo dicen. Ellos pondrán la semilla; las redes sociales harán su magia.

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4. No inviertas en la formación de tu equipo

La digitalización llegó a nuestras vidas sin pedirnos permiso. Nadie nos explicó cómo utilizar las redes sociales o cómo proyectar nuestra imagen o la de la organización en la que trabajamos; como tampoco nos explicaron cuáles son sus riesgos o sus ventajas, por lo que todo queda en manos del sentido común que, como ya sabemos, es el menos común de los sentidos.

Si quisieras que tus empleados tuvieran un discurso coherente alineado a los valores de la empresa, cuidasen sus contenidos, hicieran un uso responsable de las plataformas digitales y proyectasen una imagen impecable de tu organización, deberías invertir en su formación y proporcionarles los conocimientos y las herramientas necesarias. No lo hagas y será cuestión de tiempo que manchen la reputación de tu empresa, y no necesariamente de manera voluntaria.

5. Pasa de tu audiencia… o cántale las cuarenta si se lo merece

Si tu audiencia en las plataformas digitales solicita información sobre algún producto o servicio de la empresa, expresa su opinión o directamente hace algún comentario negativo, hay dos cosas que puedes hacer para echar por tierra tu imagen. Una es no contestarles; la otra es contestarles con vehemencia.

La primera es una estrategia de penetración lenta. Si no contestas a tu audiencia generarás una sensación de dejadez, de pasotismo e incluso de indiferencia. Tus seguidores irán poco a poco perdiendo la confianza en tu empresa y te abandonarán (pero no desaparecerán, seguramente se irán a la competencia). Y lo más importante, dirán de tu compañía que es poco seria.

La segunda práctica es algo más incendiaria. Si quieres crear una imagen pésima, contesta a los comentarios con arrogancia. Toma decisiones en caliente y responde lo que te salga en ese momento, sin pensar en el discurso ni en las consecuencias de tus mensajes. Muéstrales quién tiene razón y recrimínales su actitud. Esta estrategia podría llevarte a enzarzarte en alguna conversación subida de tono. Pero tranquilo, es muy efectiva (y puede que hasta divertida). Te garantizo que la reputación de tu empresa acabará por los suelos más pronto que tarde.

6. Evita establecer cualquier protocolo de crisis

Lo mejor para que tu empresa pase de 100 a 0 en poco tiempo en términos de reputación es no tener una respuesta a posibles eventualidades. Así, establecer un protocolo de comunicación de crisis que defina los mensajes, el tono, el timing y los canales que debería utilizar tu organización para sanear una crisis de comunicación digital solo hará que molestarte en tu objetivo de arruinar el nombre de la empresa.

Lo mejor para tocar fondo es la improvisación.

por que es importante la reputacion empresarial

7. Miente todo lo que puedas

Como dijo Tony Curtis en La pícara solterona (Sex and the single girl), “¿No irás a dejar que la verdad te estropee un buen reportaje?”. Pues eso. No importa que tu empresa no tenga los productos ni los servicios de mejor calidad, lo realmente importante para destrozar la reputación es atribuirles mejores características de las que tienen. No tengas en cuenta las consecuencias, ni que tu audiencia crea que le están tomando el pelo.

Miente también sobre tus empleados, clientes y proveedores. Que nadie escape a tus mentiras. Lo que verdaderamente importa es que la verdad no se interponga entre tu audiencia y una buena historia. Miente mucho y descaradamente.

Es posible que para arruinar completamente la reputación de una empresa no sea necesario cumplir con todos los puntos propuestos en el artículo; con solo uno de ellos bien ejecutado se puede destruir la reputación de una compañía con total garantía.

No obstante, si lo que se pretende es tener el control de la comunicación de una empresa en un entorno tan disperso y complejo como el digital y, por ende, preservar su buena reputación en la red, basta con hacer todo lo contrario… y dejarse asesorar por los profesionales.

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Conclusiones en torno a una oscura historia de marca personal

Cuentan los libros de historia que en el año 1888 las calles del barrio londinense de Whitechapel, al este de la ciudad, eran un hervidero de adicción al alcohol, miseria y alcahuetería. En aquella sociedad urbana de finales del siglo XIX, un personaje destacó por encima del resto. Jamás llegó a conocerse su verdadera identidad, pero la figura de aquel hombre, o de aquella mujer, creció hasta convertirse en un mito del que aún a día de hoy se oye hablar.

Aquel individuo tan misterioso como siniestro fue el autor de varios crímenes atroces. Mató, mutiló y extirpó los órganos de al menos cinco prostitutas, aunque se cree que pudo haber acabado con la vida de varias más. Su nombre es bien conocido, pero por si todavía no saben a quién me refiero, les diré que se trata de Jack the Ripper o, como lo conocemos la mayoría de hispanohablantes, Jack el Destripador.

Por algún motivo que desconozco, a muchos nos fascinan las historias sobre crímenes, así que en este artículo intentaré construir la idea de marca personal en torno al mítico personaje de Jack el Destripador. Pero, ¿qué tiene que ver Jack el Destripador con la marca personal? La respuesta, mí respuesta, se encuentra en tres conceptos complementarios e indisociables: originalidad, recurrencia y proyección.

La imagen que se generan los demás sobre nosotros está directamente asociada a nuestras acciones y a lo que comunicamos con ellas

Originalidad 

Si durante aquella época hubiera aparecido en Manchester un cuerpo descuartizado, seguramente la prensa sensacionalista hubiera publicado que Jack el Destripador se había mudado de ciudad. De hecho, durante los años 70 del siglo pasado, en el mismo Reino Unido, concretamente en el condado de Yorkshire, un hombre acabó con la vida de trece mujeres bajo el mismo procedimiento, llegando a ganarse el sobrenombre de ‘El Destripador de Yorkshire’. Pero estoy convencido de que ese deleznable individuo, pese a ser más contemporáneo, ya no les suena tanto. Y es normal, pues no fue más que un mero imitador del original.

El ejemplo de Jack el Destripador ilustra perfectamente cómo la imagen que se generan los demás sobre nosotros está directamente asociada a nuestras acciones y a lo que comunicamos con ellas. Porque no debemos olvidar que, aunque no queramos, todo lo que hacemos es un acto de comunicación. Además, también demuestra que encontrar un rasgo que nos defina es básico si queremos destacar por encima del resto. En este caso, el rasgo diferencial de Jack el Destripador al que asociamos su imagen estaría basado en un comportamiento completamente atroz. Nadie, o casi nadie, en nuestra época o en ninguna otra, va descuartizando cadáveres por ahí. Por eso, Jack se hizo famoso. Y, lo que es más importante, no solamente se hizo más famoso que el resto de ciudadanos y ciudadanas de bien, sino que también se hizo más famoso que el resto de asesinos en serie. Por lo tanto, para destacar por encima del resto hay que ser original, auténtico.

Existen algunos atributos que nos son dados a los seres humanos por naturaleza. Me atrevería a decir que todos, o casi todos, tenemos algún tipo de talento natural, aunque algunos de nosotros probablemente no lo hayamos descubierto todavía. Es algo que se suele decir y con lo que estoy bastante de acuerdo. Siempre hay algo que se nos da bien. Basta con encontrarlo y potenciarlo.

Si bien es cierto que casi todo en esta vida se puede trabajar y mejorar, también lo es que, cuando hablamos de originalidad, el margen de mejora es muy reducido. En mi opinión, la originalidad no se puede crear; más bien hay que buscarla y, por supuesto, encontrarla. Todos somos originales en algún aspecto, simplemente hay que buscar y encontrar lo que nos hace diferentes a los demás para destacar en nuestro entorno. Basta con hacer un ejercicio de autoconocimiento e identificar aquellos rasgos de nuestra personalidad que puedan tener potencial.

Citando la frase que alguien en alguna ocasión atribuyó a Jack el Destripador, ‘lo importante está en el interior’.

Recurrencia

Jack se hizo famoso por su originalidad, pero no por mostrarla una sola vez, sino porque la proyectó en repetidas ocasiones, creando así un patrón y definiendo un estilo propio. Es lo que se llama dejar huella.

Hace falta originalidad y recurrencia para permanecer en la memoria de los demás

En cualquier conversación banal, cuando le hablamos a nuestro interlocutor o interlocutora sobre un conocido en común que no es capaz de identificar, solemos insistir aportando más información. Decimos algo así como: “Sí, hombre. Juan, el runner”. Por el contrario, no solemos decir: “Sí, hombre. Juan, el que salió un día a hacer running”. La razón es muy simple. Y es que es más probable que nuestro interlocutor o interlocutora se haya construido una imagen en torno a Juan basada en un comportamiento recurrente de éste que en una acción que realizó de manera puntual.

¿Se imaginan ustedes a Jack el Destripador haciendo un monólogo para Paramount Comedy? Nuestra mente nos dice que Jack es una persona despiadada. Su imagen está tan asociada a la muerte que es prácticamente imposible vincularla al humor. Y, eso es, entre otras razones, porque mató y descuartizó como mínimo a cinco mujeres y porque siempre que pensamos, leemos o hablamos sobre Jack el Destripador lo hacemos con el terror como telón de fondo. Una y otra vez.

Jack perpetró sus crímenes en reiteradas ocasiones y, a partir de ahí, su imagen se fue repitiendo una y otra vez hasta alcanzar una magnitud desproporcionada y convertirse en leyenda. Negra, pero leyenda. Recurrencia.

Si solo se es original un día o una vez es muy difícil que los demás sean capaces de recordar la imagen que se proyecta. El recuerdo será vago, lejano. Por tanto, hace falta originalidad y recurrencia para permanecer en la memoria de los demás.

Al contrario de lo que sucede con la información, la proyección de una marca, ya sea personal, corporativa o de cualquier otro tipo, necesita de una regularidad consistente. Uno de los criterios que los periodistas tienen en cuenta a la hora de decidir si un hecho es noticiable o no es que sea un hecho novedoso. La primera vez que mueren cerca de 1.000 personas en España en un solo día a causa de una pandemia, la noticia aparece publicada en la portada de todos los medios de comunicación. Casi un año más tarde, la noticia sigue siendo igual de dramática, pero su ubicación en los periódicos es bastante más modesta.

Con la marca personal, y con cualquier otra marca, sucede justamente lo contrario. El hecho de que proyectemos nuestra marca una vez no es suficiente para que los demás se formen la imagen que queremos sobre nosotros. Por eso, hay que ser recurrente.

Proyección

Sin duda, el macabro pasatiempo de Jack el Destripador le hizo mundialmente conocido, generando un sinfín de literatura y volcando ríos de tinta en cabeceras a ambos lados del Atlántico. Si bien no fue el primer asesino en serie de la historia, su impacto en la sociedad de masas no tuvo hasta la fecha precedentes. Además, en el caso del personaje londinense se da la paradoja de que la marca personal adquiere una dimensión infinitamente mayor a la de la persona, pues jamás llegó a conocerse su verdadera identidad, lo cual, además de justificar el ejemplo, no hace más que confirmar el enorme potencial del cuidado y la atención de nuestra imagen cuando se disponen de los medios necesarios para difundirla.

Tenemos hoy a nuestra disposición infinidad de canales distintos para proyectar nuestra marca personal

Jack el Destripador perpetró sus crímenes en un contexto histórico marcado por la revolución industrial y la consecuente explosión demográfica. El éxodo rural-urbano y la mejora de distintos índices demográficos dieron como resultado el nacimiento de la sociedad de masas. La comunicación adquirió entonces una nueva dimensión. Por primera vez en la historia, los medios de comunicación se dirigían a ingentes cantidades de población desarraigadas de la comunidad, por lo que su poder de influencia era muy elevado.

Si Jack hubiera nacido un siglo antes, seguramente no estaría escribiendo esta columna sobre él. Por tanto, los medios con que contamos para difundir nuestra marca personal juegan un papel determinante en su proyección.

A día de hoy, no cabe duda de que la digitalización y el nacimiento de las redes sociales ha supuesto una verdadera revolución a nivel comunicativo, además de a otros muchos niveles. Si la marca personal de Jack tuvo a su favor la difusión que le dieron los medios de comunicación, nosotros tenemos hoy a nuestra disposición infinidad de canales distintos para proyectar nuestra marca personal.

Podemos saber en qué plataforma se encuentran nuestros públicos y decidir cómo queremos proyectar nuestra marca personal sobre ellos. Las nuevas tecnologías nos ofrecen infinidad de recursos para acercarnos a nuestro objetivo de distintas maneras y, además, tenemos acceso a una cantidad de información nunca antes vista en la historia de la humanidad. Sin lugar a dudas, el contexto histórico juega a nuestro favor.

El entorno justifica el desarrollo de la marca personal

El mundo en el que vivimos, nos guste más o menos, es un mundo competitivo. El sistema, y probablemente también nuestra propia naturaleza, nos empuja a competir constantemente. De niños competimos con nuestros hermanos y/o hermanas por la atención de nuestros padres; en la adolescencia lo hacemos por el chico a la chica que nos gusta; después nos esforzamos por ser los mejores en la Universidad, en los negocios, en el ámbito laboral…

En casi todo lo que hagamos, siempre tendremos competencia. Crear una marca personal original, auténtica y coherente, y proyectarla de manera recurrente por los canales de comunicación adecuados es un modo de destacar en un entorno altamente competitivo.

Por suerte, para ser un referente no es necesario convertirse en un asesino en serie; basta con construir una marca personal original, ser constante y proyectarla a través de los medios de difusión adecuados. ¡Ah! Y lo más importante: dejarse asesorar por los expertos.

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La importancia del branding sonoro

Si tuvieras que prescindir de uno de tus sentidos, ¿de cuál sería? Estoy seguro de que prácticamente el cien por cien de las personas que se enfrentan a esta pregunta evitan responder el sentido de la vista. Por lo general, las personas apreciamos ver por encima de tocar, oler, saborear o escuchar. A la mayoría nos aterra la simple idea de cerrar los ojos y no poder volver a abrirlos jamás.

Quizás por eso, porque es el sentido que consideramos más importante, hemos construido un mundo basado completamente en lo visual. Vivimos en la era de la información, pero no es menos cierto que también es la era de las pantallas.

Primero fue la televisión, luego el ordenador, el móvil, la Tablet, el GPS… Y ahora los miramos todos a la vez. Descansamos de la pantalla del ordenador mirando el móvil, y desconectamos de lo que estamos viendo en la tele repasando las noticias en la Tablet. A lo largo del día, nos exponemos a miles de estímulos visuales, lo que supone una cantidad ingente de información.

Con la dependencia que se ha generado en torno a estos nuevos dispositivos, no es de extrañar que las marcas centren sus estrategias de branding en lo visual. Pero ¿y qué pasa con el resto de los sentidos? ¿Se han olvidado las marcas de que somos capaces de relacionar estímulos sonoros u olfativos con determinados pensamientos? La respuesta es, obviamente, no.

¿Qué es el branding sonoro?

En términos generales, el branding sonoro no es más que la capacidad que tienen las marcas de hacer que nos acordemos de ellas a través del sonido. A diferencia de lo visual, las personas somos capaces de recibir estímulos sonoros de manera inconsciente, lo cual quiere decir que estos quedan grabados en nuestro subconsciente sin darnos cuenta.

Pero el branding sonoro, por muy moderna que suene la expresión en inglés, no es un invento de este siglo, desde luego. Recuerdo, desde muy pequeño, escuchar el sonido característico de una armónica entonando una sencilla melodía. Era el afilador. Siempre tocaba las mismas notas y yo, a pesar de no haber afilado un cuchillo en mi vida, sigo recordando aquella melodía perfectamente y asociándola a aquel señor mayor con un hermoso bigotazo que se paseaba por las calles empujando un carromato en busca de cuchillos a los que darles filo.

Algunos ejemplos de branding sonoro

Ejemplos de branding sonoro hay muchos. De antes y de ahora. Cuando en las pantallas de cine de los ochenta se proyectaba aquella canción de Movierecord, todos los que estuvimos presentes en esas salas sabíamos que lo bueno estaba a punto de empezar. Incluso algunos salíamos del cine tarareando aquella pegadiza melodía. Este sería un claro ejemplo de canción de marca.

Si retrocedemos más en el tiempo, ¿qué es el rugido del león de la Metro si no una magnífica estrategia de branding sonoro? Y si nos acercamos más a nuestros días, Microsoft o Apple son ejemplos perfectos para explicar una estrategia branding sonoro bien desarrollada, ¿o acaso hemos olvidado el sonido de nuestros portátiles al iniciar o al finalizar una sesión?

Hasta el sonido del motor de un Ferrari, tan característico, nos parece indisociable de esta marca de coches deportivos, lo cual responde a otra excelente estrategia para crear una identidad que diferencie a la compañía del Cavallino Rampante de otras marcas competidoras.

La capacidad de las organizaciones para hacer que los públicos asocien su marca a un determinado sonido es muy amplia. Uno de los recursos más utilizados es el logo sonoro. Este suele ser un sonido corto y fácilmente recordable. En los tiempos que corren, el de Netflix sería un ejemplo perfecto de logo sonoro. Cada vez que nos disponemos a ver un capítulo de nuestra serie favorita, un sonido corto, parecido al del latido de un corazón, nos recuerda que el contenido que vamos a disfrutar es cortesía de la compañía americana.

Otra de las formas de branding sonoro es el jingle, que vivió su época dorada durante el siglo pasado. El jingle no es más que una canción corta y pegadiza con fines publicitarios. Generalmente, suele llevar una letra que invita al consumidor a adquirir un producto. La mayoría de nosotros recordamos la pegadiza canción que popularizó la marca ColaCao en los años 40 y que aún a día de hoy retenemos en nuestra memoria.

Pero el branding sonoro también puede ser una voz determinada, o incluso un acento. Hasta un estilo de música concreto. Estrella Damm, la conocida marca de cerveza, supo hacer que su público asociara durante muchos años un determinado estilo de música con su marca. Todos recordamos los míticos anuncios en la playa en que una banda tocaba una canción de estilo pop rock mientras los asistentes bailaban y bebían la popular cerveza. Alguna de ellas incluso llegó a convertirse en canción del verano.

El audio branding es un recurso menospreciado

Pero, a pesar de la brillante utilización de los recursos sonoros por parte de algunas marcas de reconocido prestigio, tengo la sensación de que, a menudo, la gran mayoría de compañías no explotan todo el potencial que las plataformas digitales ponen a su alcance para conectar con sus públicos a través del sonido. Y, si no, ¿qué sonido asociaríais a Repsol, Movistar o Starbucks…? Seguro que cada uno de nosotros tiene una respuesta distinta para esta pregunta.

Vivimos en una sociedad que ha hecho del consumo de información casi una urgencia. El ciclo de vida de las noticias y del contenido digital en general es cada vez más corto. Se publican, cruzan nuestras pantallas de manera efímera y caducan para dar paso a más noticias y más contenidos. La urgencia de los públicos de consumir constantemente información ha llevado a las marcas a generar cantidades inmensas de contenido. Y en esta emergencia por crear estímulos para sus públicos, el aspecto sonoro ha quedado en un segundo plano. A menudo, las marcas adhieren a sus contenidos audiovisuales músicas y sonidos basándose en criterios puramente estéticos y sin plantearse siquiera una estrategia determinada que se mantenga en el tiempo y cree una identidad de marca.

El futuro del branding sonoro. Sus beneficios

El 25% de la población española escucha podcasts, lo que convierte a España en el país más consumidor de la Unión Europea de este formato sonoro. Esta es una tendencia cada vez más consolidada en los países occidentales.

Por su parte, la revolución de los altavoces inteligentes es ya una realidad, y cada vez más hogares cuentan con este tipo de dispositivos que nos hacen la vida aún más cómoda. A esto, debemos sumarle que el volumen de contenidos y de dispositivos que tenemos a nuestra disposición crece por momentos, por lo que cada vez tenemos más capacidad de atender a varias cosas a la vez.

Este cambio de tendencias abre un abanico de oportunidades para que las marcas lleguen a sus públicos a través de estímulos sonoros. ¿Estarán dispuestas a dejarlas escapar?

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El branding digital es un gran aliado para rescatar al sector de la Restauración durante la era Covid-19

Esta pandemia nos ha dejado muchas lecciones. Todos tenemos algo que aprender de la terrible situación que nos ha tocado vivir, tanto a nivel individual como colectivo y, por descontado, empresarial.

Más tarde o más temprano, los científicos conseguirán controlar el virus y saldremos de esta época de incertidumbre en que nos hemos visto envueltos desde que comenzara este aciago 2020. Pero, para entonces, el mundo ya no será como antes. Los grandes acontecimientos traen consigo grandes cambios y, por ende, grandes oportunidades. Es momento, pues, de adaptarse a los tiempos que vivimos y aprovechar las posibilidades que nos ofrece esta nueva tesitura.

La pandemia ha afectado a muchos sectores de la actividad económica, pero especialmente al sector de la restauración. Bares y restaurantes, grandes ágoras de la sociedad moderna – con permiso de las redes sociales, por supuesto -, han visto mermada su afluencia de público debido a las medidas impuestas por los gobiernos para frenar el avance del coronavirus y la inseguridad de la ciudadanía. Y es ahora cuando el sector necesita resarcirse del duro golpe que ha supuesto la pandemia y el consecuente confinamiento y reivindicar su valor. Ahora, más que nunca, la restauración debe apelar a la comunicación como vehículo para recomponer su esencia tras los estragos producidos por la emergencia sanitaria. Y, en la segunda década del siglo XXI, la comunicación y el branding digital son, sin lugar a dudas, la manera más efectiva para conseguirlo.

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Los restauradores deben aprovechar las posibilidades que ofrecen las distintas plataformas digitales para proyectar su marca y conectar con sus públicos a través de una comunicación que transmita seguridad y confianza y un discurso inteligente que integre sus principales valores y los adapte al nuevo contexto social.

Si bien la tendencia indica que cada vez más establecimientos apuestan por comunicar a través de los canales digitales, los acontecimientos exigen ahora un paso al frente. Es momento de llegar al público a través de acciones comunicativas que apelen a la responsabilidad del sector frente a la pandemia y le ayuden a recuperar el vigor del que ha gozado en etapas anteriores.

Adaptarse a los cambios… y comunicarlo

Uno de los principales cambios sociales derivados del confinamiento que vivimos durante más de dos meses es la consolidación del teletrabajo. Muchas compañías que se vieron obligadas a implantarlo durante la cuarentena han decidido continuar con este método a tenor de las ventajas que ofrece tanto a empleado como a empleador. Desde el punto de vista de la restauración, esta medida supone un importante hándicap, pues un empleado que trabaja desde casa difícilmente acudirá a un restaurante durante su período de descanso diario. Para hacer frente a esta realidad, algunos restauradores han apostado por ofrecer sus servicios a domicilio.

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De nuevo, los cambios generan oportunidades y, por muy innovadoras que sean las acciones llevadas a cabo, jamás alcanzarán la misma magnitud sin una estrategia de comunicación sólida y coherente que las respalde y las proyecte hacia el público deseado. Y en la sociedad de la información, la comunicación digital es el método ideal para conseguirlo.

La restauración se enfrenta a uno de sus mayores retos de los últimos tiempos. El desarrollo de los acontecimientos ha situado al sector en una difícil posición. Para salir de ella, deberá poner sobre la mesa esfuerzo, valentía, responsabilidad, creatividad y elaborar una receta cuyos ingredientes principales sean la comunicación y el branding digital.

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Del #BlackLivesMatter al #TakingPartMatters

Resulta francamente complicado ponerse a escribir durante estos días sin que se cierna sobre uno la alargada sombra del coronavirus. El 2020 quedará marcado en rojo en la historia. No hace falta haber inventado la pólvora para vaticinar, sin haber cumplido aún la primera mitad del año, que en las universidades del futuro se estudiará como una etapa de profundos cambios, tanto a nivel político como social y económico. Asistimos, por tanto, como espectadores de lujo, a un periodo histórico disruptivo del que nadie sabe aún cómo saldremos.

Pero no sólo del coronavirus vive este 2020, por mucho que resulte prácticamente imposible abordarlo desde un prisma ajeno a la pandemia. Antes de que comenzara la expansión del patógeno, durante los últimos meses del ya lejano 2019 y hasta las primeras semanas del 2020, una serie de revoluciones sociales estaba teniendo lugar en distintos puntos del planeta. De Beirut a Santiago, pasando por La Paz, Hong Kong o Barcelona; reivindicaciones de distinta naturaleza, pero con más de un denominador común. Más allá de la indignación de los ciudadanos por la represión política o las condiciones económicas, cuestiones de las que ni siquiera me atrevo a opinar, uno de los ejes vertebradores de estos movimientos sociales es la comunicación. Y más concretamente la comunicación digital.

Las multitudes se organizan y lo hacen a través de las redes sociales. Lo vimos en la Primavera Árabe durante los primeros compases de la década pasada. El poder de las nuevas tecnologías de la comunicación ha cambiado el mundo. Y esto ya no es nuevo. Llegó hace unos años y lo hizo para quedarse.

Pero volvamos al presente. En esa misma línea, los hechos acontecidos en Minneapolis el pasado mes de mayo, que terminaron con la brutal muerte del ciudadano afroamericano George Floyd a manos de un agente de policía blanco, han vuelto a encender la llama de las reivindicaciones sociales, desatando una oleada de protestas en Norteamérica que se ha extendido a nivel global. Esta vez no hay unos gobernantes a quienes echarles la culpa; o tal vez sí. En cualquier caso, las sensibilidades que ha despertado la causa antirracista han traspasado fronteras. Y lo han hecho, cómo no, de la mano de los medios de comunicación digital.

Adidas compartió la campaña de Nike en sus plataformas

El mundo se ha volcado con la injusticia del racismo. Movimientos como #BlackLivesMatter o #BlackOutTuesday han sido secundados por millones de personas en Internet. La ciudadanía ha mostrado su indignación con cientos de miles de mensajes en redes sociales condenando el racismo. Y en medio de esta crisis aparece un mensaje digno de ser destacado. La empresa norteamericana Nike publicó un vídeo cuyo eslogan rezaba: «For once, don’t do it». O, lo que es lo mismo, «Por una vez, no lo hagas».

El mensaje apela a la sociedad norteamericana a no negar la existencia de un racismo estructural en su país. Y este adquirió una dimensión aún mayor cuando Adidas, el gran competidor de Nike a nivel global, compartió el vídeo de su archienemigo comercial en redes sociales. No es la primera vez que Nike se posiciona ante una causa social, aunque esta vez la magnitud que ha alcanzado el gesto ha sido mucho mayor.

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Tras las dos compañías de ropa deportiva, han sido multinacionales como Microsoft, Amazon, Sony o Twitter las que han mostrado públicamente su postura frente a la discriminación racial. Este tipo de mensajes publicados por algunas de las compañías más importantes del mundo son una muestra más de la tendencia de las grandes corporaciones a posicionarse con respecto a asuntos sociales.

Se trata de un activismo que va más allá de la responsabilidad social corporativa. No solamente es cuestión de ser consecuente con los actos de la compañía y pensar en el beneficio de la sociedad. Se trata, más bien, de tomar una posición, de ser parte activa más allá de la propia actividad de la empresa.

Quienes compren unas Nike estarán apoyando la lucha contra el racismo

El principal leitmotiv de las grandes multinacionales es presentar un buen balance de resultados a la junta de accionistas. Sin embargo, y desde el punto de vista de la imagen de marca, la situación exige dar un paso al frente. Las empresas cuentan con grandes altavoces y tienen la responsabilidad de hacer un buen uso de ellos. Si bien hasta hace poco las compañías no se posicionaban con respecto a asuntos que afectan a la sociedad, la actual crisis racial parece haber sido un impulso para consolidar un cambio de tendencia.

La sociedad se ha vuelto más crítica y sus exigencias a las empresas son cada vez más altas. Ahora, las personas que compren unas zapatillas Nike estarán comprando ropa deportiva, pero también estarán apoyando la lucha contra el racismo. Y esto es un valioso activo en términos de reputación que no sé si el resto de compañías estará dispuesto a dejar escapar.

Nos ha tocado vivir una etapa muy delicada. La humanidad no ha conseguido aún superar la crisis del coronavirus y la sensación de fragilidad de las estructuras sociales está calando muy hondo. La sociedad es más sensible que nunca y parte del éxito de las empresas residirá en la buena lectura que hagan de ello y en cómo lo comuniquen. Ya no vale con mantenerse al margen. Es hora de ser valientes. Es hora del «Black Lives Matter», pero también del #TakingPartMatters.

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La importancia de la fotografía en la creación de la marca personal

Cuando hablamos de marca personal en la red, la fotografía es nuestra carta de presentación ante los demás. Lo primero que nuestro público verá sobre nosotros en las redes es nuestra fotografía de perfil, lo que la convierte en nuestro primer acto de comunicación. En palabras del escritor y dramaturgo Oscar Wilde, “nunca hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión”, así que conviene ser certeros y no errar el tiro.

Nuestro cerebro procesa una imagen mucho más rápido que un texto. De ahí la importancia de cuidar especialmente nuestra fotografía para conseguir una buena aceptación por parte de los demás.

Las fotografías que utilicemos para nuestros perfiles deberán destacar del resto y al mismo tiempo ser profesionales. Resulta una obviedad afirmar que jamás debemos utilizar fotografías de nuestra vida privada para presentarnos ante el universo profesional, aunque nunca está de más recordarlo.

A pesar de que nuestra fotografía no indique cuáles son nuestras habilidades o nuestro bagaje profesional, sí que habla de nuestra personalidad y nuestra preocupación por proyectar nuestra imagen. Por eso, hay que cuidar detalles como la actitud corporal ante la cámara, nuestro outfit o la iluminación y el color de la fotografía.

Resulta vital reflejar una imagen profesional que reúna los atributos necesarios para crear un impacto positivo en los demás y, al mismo tiempo, mostrarse natural para generar confianza y cercanía.

Tips básicos para una foto de perfil profesional

Para conseguir proyectar una imagen óptima y que aporte valor a nuestra marca personal, podemos seguir una serie de consejos, aunque el mejor de ellos es utilizar el sentido común:

  • Aspira a ser auténtico. Las expectativas que se generen deben ser sutiles y hay que evitar el factor sorpresa. Utilizar una foto actual que se ajuste a nuestro código de imagen habitual resulta una apuesta coherente. Debemos vestir del mismo modo que vestiríamos si fuéramos a trabajar e intentar que la imagen que proyectamos en nuestra fotografía sea fiel y coherente a la realidad.
  • La cara es el espejo del alma. Esto puede parecer obvio, pero suele ser ignorado con demasiada frecuencia. El objetivo de nuestra foto de perfil es que la gente vea quiénes somos. Si nuestro público no puede obtener una buena perspectiva de nuestra cara, la fotografía no tendrá ningún sentido. Lo óptimo es que nuestro rostro se pueda distinguir con claridad, de modo que no es aconsejable utilizar fotos de cuerpo entero ni planos demasiado cerrados. Un plano por encima de la cintura es ideal. De igual manera, tampoco se recomienda utilizar ningún tipo de sombrero y hay que procurar, en la medida en que seamos capaces, que el pelo no nos cubra la cara.
  • Proyecta una imagen cercana. Si nos mostramos accesibles y amistosos, nuestra foto de perfil tendrá una recepción más cálida. Una expresión agradable o una pequeña sonrisa son el punto exacto en el que debemos situarnos. Y recuerda que una sonrisa no es una carcajada.
  • Fondo y ambiente neutros. Según como lo utilicemos, el fondo puede ser beneficioso o perjudicial. El protagonista de la foto está claro, así que conviene evitar los fondos que puedan confundir o distraer la atención y apostar por aquellos que generen un contraste agradable. Eso facilitará que nuestra figura sea distinguida y conseguirá que nuestro público ponga el foco donde realmente importa. Aunque, nunca un fondo blanco porque sino parece postiza la fotografía.
  • Utiliza una misma imagen en todas las redes sociales. Si queremos que nos reconozcan de inmediato en todas las redes sociales debemos emplear la misma foto. Esto es adecuado si se quiere proyectar una imagen uniforme de nuestra persona y ser coherentes con nuestra marca personal.
  • Mira a cámara. El contacto visual es una de las formas más importantes que los seres humanos tenemos para comunicarnos. Si miramos hacia otro lado, estaremos creando una desconexión entre nosotros y la persona que está viendo nuestra fotografía. Y eso, sin duda, puede generar un efecto contrario al que deseamos.

Las empresas, las primeras interesadas en tu marca personal

Una buena gestión de nuestra identidad visual, así como de nuestra marca personal en general, nos ayudará a mejorar nuestra reputación en las redes y a conseguir los objetivos profesionales deseados. El personal branding nos permitirá tener más oportunidades a la hora de cambiar de trabajo, ser más reconocidos en un sector profesional específico o proyectarnos como un referente ante unas temáticas concretas.

Pero el personal branding no solamente tiene beneficios para los profesionales. Las empresas también salen ganando si sus empleados cuentan con una buena marca personal. Y es que, si sus trabajadores tienen una marca personal de calidad, la reputación de la empresa crecerá.

A nadie se le escapa que detrás de la imagen corporativa de las empresas hay un equipo humano. Si cada una de las personas que componen una organización tiene una buena reputación en Internet asociada a su ámbito profesional, la reputación de la empresa crecerá y se consolidará. Por eso, las empresas valoran cada vez más tener en sus equipos a profesionales con un exquisito cuidado por su marca personal.

¿Quieres ser un experto en marca personal?

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La supervivencia de las empresas en el nuevo orden digital

La digitalización del tejido empresarial español es ya una realidad. Un estudio elaborado por el Instituto Nacional de Estadística afirma que el 98% de las empresas españolas cuenta con conexión a Internet. Además, la Comisión Europea constata en su Índice de Economía Social y Digital (DESI, por sus siglas en inglés) que España ocupa el undécimo lugar del ranking europeo en términos de desarrollo digital. Si bien la undécima posición puede no ofrecer demasiados motivos para el optimismo, sí los ofrece estar situados por delante de potencias económicas de la eurozona como Italia, Francia o Alemania.

Sin embargo, y a pesar de la buena salud digital de la que gozan las empresas españolas en términos cuantitativos, conviene preguntarse cuántas de ellas integran el concepto de digitalización en la propia gestión de la empresa. Es decir, cuántas de ellas dedican parte de sus recursos tanto económicos como humanos a la gestión de los medios digitales de la compañía y, lo que es más importante, cuántas de ellas cuentan con una estrategia de comunicación digital. Mucho me temo que el porcentaje en este aspecto es bastante inferior al 98%.

En el contexto actual, con más de medio mundo confinado debido a la expansión del coronavirus de Wuhan, se está acelerando inesperadamente la transformación digital de la sociedad. Están teniendo lugar muchos comportamientos virtuales como el teletrabajo, la formación online o el aumento del uso de servicios de comercio electrónico, por citar algunos ejemplos.

Como es natural, algunas de estas conductas digitales perdurarán en el tiempo una vez se haya superado la crisis sanitaria. Conviene, por lo tanto, estar muy atentos a las oportunidades que puedan derivar de esta actual tesitura. Y no sólo a corto o a medio plazo, lo cual parece más que obvio, sino también intentando anticiparse a los tiempos venideros y alargando la vista hacia un futuro algo más lejano.

Leía el otro día en La Vanguardia un artículo de Quim Monzó que lleva por título Con ustedes, los ‘coronials’. En su columna de opinión, Monzó da algunos detalles de cómo será la nueva generación que algunos sociólogos ya se han aventurado a definir. Los bautizados como ‘coronials’ serán más educados, mantendrán menos relaciones sociales y serán, por supuesto, mucho más digitales.

Teniendo en cuenta el desarrollo de los acontecimientos, no parce demasiado arriesgado asegurar que los directivos de las empresas españolas harían bien en superar las reticencias al cambio, entender la aceleración, el alcance y el potencial de la digitalización como una oportunidad de negocio e incorporar la comunicación digital como un eje estratégico fundamental más de la compañía. La empresa que no entienda este cambio, mucho me temo que podría estar condenada al fracaso.