Cómo nos gustaban las historias que nos contaban de pequeños y cómo nos siguen gustando. Nos gusta conocer a los protagonistas, sus conflictos, sus gustos, sus objetivos, sus sueños, sus relaciones, sus miedos… Y la realidad que les envuelve. Es así, es una realidad, una característica del ser humano y su dimensión emocional. Pero ahora no toca hablar de antropología sino de una “tendencia prehistórica”, pero que está cosechando muchos éxitos desde hace unos años: el storytelling.
Desde antes de la invención de la escritura se contaban historias. Ahora las seguimos explicando aunque con más medios. La ventaja es evidente; podemos conseguir que las personas se sumerjan más en las historias, que participen en ellas o, incluso, que sean las protagonistas. Esto brinda muchas oportunidades a las marcas para conectar con los consumidores de una manera emocional, atractiva y eficaz.
Pero lo importante no son las tecnologías que usemos. La grandeza de una historia no es que la veamos en nuestro smartphone, en nuestra tablet o que la vivamos con una gafas de realidad aumentada. La grandeza de una buena historia reside principalmente en sus personajes, sus conflictos y su idea principal. Esto es lo que hará que conectemos con nuestra audiencia. La clave está en saber qué tecnologías, conforme vayan surgiendo, ayudan más a mi relato
Las grandes marcas e instituciones llevan un tiempo apostando por el storytelling y les funciona. Y a las pequeñas marcas también. Las historias apelan a la parte emocional del cerebro y eso nos ayuda a conectar con los que oímos o vemos. Los datos son mucho más fáciles de olvidar que las historias. El objetivo es crear una buena historia que represente los valores de tu marca. O mejor, explicar una historia real que represente bien a tu marca. Seguro que habréis observado que en muchas de las recientes grandes historias contadas en el cine tienen la etiqueta “basada/inspirada en hechos reales”. Sin entrar en el nivel de fidelidad a la historia real, estaremos de acuerdo en que la realidad supera a la ficción.
Una buena fórmula sería explicar una historia real con un buen protagonista, utilizando tecnologías participativas o inmersivas.
Para acabar, os dejamos un ejemplo de contenido de marca en forma de storytelling que nos parece interesante. “The Journey” es una serie de videos de la ONG Charity: Water, donde un Content Strategist viaja a compartir experiencias con los habitantes de Etiopía, uno de los lugares donde trabaja la entidad.