La progresiva humanización de las empresas en el siglo XXI está dando como resultado una gestión cada vez más precisa de la comunicación de sus líderes en las redes sociales.
El liderazgo invisible no existe
Existen múltiples formas de liderazgo. De hecho, podríamos decir que cada líder tiene su propia manera de influir sobre el grupo. Por supuesto que encontramos ciertos patrones de conducta que se repiten en distintos individuos, pero sobre ello ya se han volcado enormes cantidades de datos en la red. De lo que hablaré en este artículo es de un concepto en particular y que todos los líderes, casi por definición, tienen en común: la notoriedad.
¿Y qué es la notoriedad? Entre otras cosas, un acto de comunicación. Ergo para ejercer cualquier forma de liderazgo, es imprescindible COMUNICAR.
Un líder puede ser carismático, autocrático, democrático, transformacional o un montón de cosas más. Ahora bien, para poder ejercer cualquier tipo de liderazgo, es imprescindible que los miembros del grupo entiendan al líder, por lo que este, mediante una u otra estrategia, debe hacerse notar. El liderazgo invisible no existe.
En la especie humana, permítaseme la definición de marca blanca, el liderazgo no es más que un proceso de coordinación social en el que un individuo o individuos ejercen una influencia sobre otro u otros en pro de unos objetivos comunes.
Liderazgo en la empresa
En el ámbito empresarial existen infinidad de profesionales que por su posición deben liderar a un grupo de personas: mandos intermedios, directivos, supervisores, encargados, jefes de equipo… todos ellos deben, a través de su notoriedad y su capacidad de comunicación, influir sobre los demás para conseguir los objetivos. Y, en otra esfera, encontramos una figura que destaca por encima de todas los demás: el CEO o líder empresarial.
Dentro de una organización moderna, el CEO es la máxima expresión de liderazgo; es la punta de lanza, el ejemplo a seguir y la persona de mayor ascendencia. Sus actos son evaluados por los empleados y empleadas, y de su conducta dependerá, en parte, el buen funcionamiento o no de la empresa.
Ejemplos de altos cargos empresariales cuyo liderazgo ha sido fundamental para que su empresa consiguiera los objetivos comerciales y ampliase incluso su negocio hay muchos y muy variados.
Les propongo un pequeño ejercicio. Piensen, por un instante, en un líder, con nombre y apellidos, que haya sido fundamental para el desarrollo y el crecimiento de su empresa. Tómense su tiempo. ¿Lo tienen?
Es probable que su mente les haya llevado a pensar en el CEO de una de las empresas en las que trabajaron o en la que trabajan actualmente; aunque no lo es menos que se hayan acordado de nombres como el de Steve Jobs, Bill Gates, Ana Botín, Elon Musk, José María Álvarez Pallete, Juan Roig o incluso José María Ruíz-Mateos, a pesar de su controvertida figura. Pero, ¿qué tienen en común estos líderes? En efecto. Su notoriedad.
Las empresas deben aprovechar todos sus activos comunicativos, y la figura de sus líderes es uno de ellos
La ascendencia de los líderes empresariales sobre los empleados y empleadas de sus empresas debe ser sólidamente respaldada por una estrategia de comunicación. Ninguna organización que desee proyectar una imagen firme y coherente entre sus colaboradores y colaboradoras puede arriesgarse a mostrar fisuras o incoherencias en la comunicación de su líder, y mucho menos puede permitirse el lujo de no darle visibilidad.
Los CEOs son valiosos activos para las empresas y estas caerían en un tremendo error de no aprovechar todo su potencial a nivel comunicativo. Más allá de su capacidad de tomar decisiones en favor del desarrollo del negocio, los líderes representan el lado humano de una empresa y una ventana para alcanzar públicos tanto internos como externos.
Una empresa que quiera proyectar una imagen cercana, humana y de máxima confianza tanto hacia sus empleados y empleadas como hacia sus clientes necesita establecer un plan de comunicación para su principal líder y, en el siglo XXI, esto no se entiende sin una presencia estratégica en las plataformas digitales.
Desarrollar una estrategia digital para los líderes empresariales y tener el control de su comunicación en un mundo hiperconectado jamás puede ser una mala decisión. Lo contrario es dejar en manos del azar una importante faceta de la comunicación de la empresa.