A finales de los años sesenta del pasado siglo, el artista Andy Warhol afirmó que «en el futuro todo el mundo será famoso durante 15 minutos«. Hoy las redes sociales elevan a cualquier persona al estrellato por la cantidad de «retuits», el número de «me gustas» o el volumen de corazones que invaden sus vídeos en streaming. Es el estrellato de usar y tirar. Nadie conoce tu éxito una vez que tu tuit o tu efímero periscope cae en el olvido.
Hoy ha muerto Rita Barberá, política española que fue alcaldesa de Valencia durante 24 años y senadora en la últimas fechas. Habitualmente era linchada en las redes sociales por, supuestamente, diferentes causas que relacionaban su gestión política con malas prácticas de su función pública.
Más allá de las ocho de la mañana, España ha amanecido leyendo y escuchando las palabras «infarto», «hotel» y «Rita». Enseguida los «famosos del cuarto de hora», que mentaba Warhol hace décadas, han aparecido en las redes sociales profiriendo insultos a la persona fallecida. ¿Tiene sentido? ¿Son Twitter o Facebook los vomitorios de la ira?
Jorge Bustos, periodista del periódico El Mundo ha escrito en su Twitter «Preparemos las narices para toneladas de basura moral desde todas las orillas y medios a propósito de la muerte de Rita. El tacto español» y el profesor Francesc Pujol, de la Universidad de Navarra, ha tuiteado «Impresionante lo del fallecimiento de Rita Barberá. Buen día para hacer unfollow a los tuiteros que se mofen de su muerte«.
Sin duda son dos tuits que reflejan el estado de las redes sociales. Las plataformas de social media no son malas en sí mismas, lo malo son los usos negativos que de ellas hacen algunos de sus usuarios. Las personas podemos tener nuestra ideología política, ser del equipo de fútbol que queramos, ser veganos o ser adictos a las hamburguesas de las cadenas de comida rápida. Lo que no tiene sentido es insultar y mofarse de una persona mientras nos alegramos por su fallecimiento.
¿Hace falta un mayor control en las redes sociales para contener la ira desmesurada o será que los famosos del cuarto de hora quieren ser famosos vividores de la dictadura del retuit en forma de bucle? Quizá Warhol calculó mal.