El rey Carlos III tiene una nueva oportunidad para incrementar el valor de su marca desde el balcón de Buckingham Palace. No es fácil para nadie asumir un relevo cuando el predecesor contaba con una marca personal ejemplar y con un amplio reconocimiento internacional. Sin duda, la Reina Isabel II se había convertido en un referente del pueblo inglés.
De hecho, en estos últimos años en los que tantos presidentes habían pasado por el Parlamento británico, la reina había sido la persona en quien la ciudadanía había depositado la confianza para recuperar la hoja de ruta del Reino. Un pueblo que, además, quedó separado de la Unión Europea hace ahora ya tres años, cuando muchos apuntaron que el imperio británico iba a la deriva.
La Reina Isabel II, una marca de referencia a nivel internacional
Además, para la inmensa mayoría del pueblo inglés, siempre ha estado presente el “God save the Queen”, pensando en qué pasaría con el reinado el día de su muerte, y siendo conscientes de que el príncipe Carlos no tenía el carácter de su madre. Dirigentes de otros países y hombres y mujeres de la alta aristocracia de diferentes nacionalidades siempre vieron a Isabel II como una reina de corazón gentil, y destacaban de ella el profundo sentido del deber y su resiliencia, además del humor, algo de lo que Carlos parece carecer.
El reinado de Carlos III comenzó el 10 de septiembre de 2022 (dos días después del fallecimiento de su madre la Reina Isabel II), pero su coronación fue el pasado 6 de mayo de 2023. En este acto, el monarca lució la corona de San Eduardo, la pieza central de la coronación de los soberanos británicos durante más de 350 años. La pregunta es: ¿está segura esta corona en la cabeza de Carlos III o se tambaleará en este primer año de reinado?
Es curioso ver que no solo Isabel II tenía mejor imagen que Carlos, sino que tanto los hijos de él, Guillermo y Enrique (coloquialmente conocido como Harry), como su nuera Kate y sus nietos, gozan de mejor reputación, según la investigación llevada a cabo por la consultora internacional Ipsos.
Durante los últimos años del reinado de Isabel II, el entonces Príncipe de Gales, Duque de Cornualles, Duque de Rothesay y Duque de Edimburgo, se había olvidado de su público. No estuvo ágil y se despreocupó de cuidar su marca personal, de estar cerca de su pueblo dejando toda la atención a su madre la Reina. Sin duda, debería haber ido preparándose para el relevo real y tener más presencia institucional y más participación en causas sociales. Lo cierto, es que siempre ha sido una personalidad que ha querido vivir a la sombra de la corona, dado su carácter tan poco carismático y más preocupado siempre por el qué dirán. ¿Las consecuencias de dicha actitud? El rey Carlos III no tiene el respaldo y popularidad que tenía su madre… y esto es un hecho.
Lady Di, una marca personal que dejó huella
Su vida estuvo marcada por el matrimonio con la aristócrata Lady Di, una persona que dejó un fuerte legado emocional en tantísimas personas en el mundo por su cercanía, humildad, respeto, elegancia y, sobre todo, su activismo social. La “princesa del pueblo” gozaba de una magnífica reputación; tanto es así que su marido, el príncipe Carlos, siempre quedaba en un segundo plano.
La princesa Diana de Gales fue un icono en el mundo de la moda, pero también para la sociedad de los años 80 y 90 (hasta su muerte en el fatídico accidente de coche en París en 1997 junto al productor Dodi Al-Fayed). Tres años antes ya se había divorciado del príncipe Carlos.
Durante los últimos años del matrimonio, ya se habían filtrado varios rumores del romance que tenían por aquel entonces el príncipe Carlos y Camila Parker Bowles (quien hoy es la actual reina consorte del Reino Unido). Mientras Lady Di siempre salía muy unida a sus hijos y a diferentes causas humanitarias en diversos lugares del mundo, el príncipe Carlos trataba de evitar a la prensa y los fotógrafos.
Exempleados de la Casa Real Británica han retratado el carácter del Rey de Inglaterra como una persona con un temperamento feroz, muy exigente consigo mismo y con las personas de su entorno. También han destacado que es un ser muy maniático, ya que necesita que todo esté preparado al más mínimo detalle para su comodidad.
La Casa Real Británica ha vivido diferentes crisis de reputación en este último tiempo
En los últimos años, la imagen de la familia real británica ha sufrido muchos vaivenes y, al parecer, era el monarca Carlos, desde la sombra, quien lideraba el reinado dada la avanzada edad de su madre la Reina Isabel II. Estas crisis de reputación han venido marcadas por el príncipe Andrés, tercero de los hijos de la Reina y octavo en la línea de sucesión al trono, quien anunció su retirada de la vida pública por el escándalo del caso Epstein, en el que la joven Virginia Roberts había asegurado que fue obligada a mantener relaciones íntimas con él cuando era menor de edad.
Por otro lado, unos años antes, los duques de Sussex anunciaban que querían desvincularse de la Casa Real. Harry y Meghan huían del “racismo, machismo y clasismo” de la institución, y esto mismo lo narraban en el documental que habían rodado para Netflix. Y si esto fuese poco, este año el duque de Sussex publicó el libro biográfico ‘En la sombra’, en el que cuenta cómo ha sido su vida ligada a la institución real. Esta obra del príncipe Harry se agotó en las librerías a las 24 h de su lanzamiento, y además su primera edición se tuvo que retirar debido a que algunas copias habían sido publicadas por error.
A Carlos III se le acaban los filtros… Ahora Él es la marca
Abran paso a Carlos III Rey del Reino Unido. Veremos si consigue volver a asentar la imagen de la monarquía en esta nueva etapa al frente de la Casa Real Británica o hace tambalear a la corona. Ahora ya no está su madre Isabel II para velar por la reputación de esta institución. Es por ello que, si Carlos III quiere recuperar el respaldo de la sociedad y convertirse en un referente, debería trabajar más sus mensajes sociales y humanos que le permitan acercar su figura a los diferentes colectivos de la sociedad británica, y no sentarse cerca únicamente de las clases elitistas. Es decir, debería comenzar a trabajar su propia marca personal y no ocultarse bajo la marca institucional de la Casa Real Británica. Él es ahora quien tiene que coger las riendas del Reino Unido.