Hoy por hoy, muchas empresas e instituciones quieren estar en las redes sociales, aparecer los primeros en los buscadores de internet mediante SEO o SEM, y convertirse en la marca de la que todo el mundo habla en una plataforma de microblogging. Para ello, algunos contratan a una persona para que se encargue de gestionar la comunidad virtual de clientes, usuarios o seguidores. Es a la que se suele denominar ‘Community Manager’.
Otras empresas optan por no nombrar un responsable para este cargo que suele ir asociado a departamentos como el de marketing o el de prensa. Para ello utilizan herramientas que publican automáticamente los contenidos en espacios virtuales como Facebook o Twitter. En la red social creada por el estadounidense Mark Zuckerberg es común instalar la app ‘RSS Graffiti’ u otra llamada ‘RSS for pages’ que logra que nuestros ‘posts’, artículos o mensajes aparezcan al instante en nuestra página de Facebook sin necesidad de que accedamos a ella. Importante error.
Pero, ¿por qué va a ser un error si facilita la difusión de mi contenido? Hay varias respuestas. La primera es que este tipo de aplicaciones informáticas hacen que Facebook considere los enlaces automáticos como un ‘bot’ que difunde contenido basura o ‘spam’. Ello conlleva que si publicamos al día cinco enlaces de manera mecánica, en el muro de nuestros seguidores solamente aparezca la mitad o uno de ellos. Da igual que en nuestra página se vean todos, al fin y al cabo buscamos que los usuarios puedan leerlos cómodamente en la página de inicio de su red social. Por tanto, se pierde volumen de difusión de los contenidos de nuestra empresa o institución.
Un segundo problema de dotar de autonomía a nuestros espacios en redes sociales es que matamos la interactividad con nuestros usuarios. Debemos tener en cuenta que esa página en Facebook es la embajada de nuestra marca en internet. Es fundamental publicar todo tipo de mensajes, no solamente los comerciales. Y, lo más importante, mostrar cercanía a los usuarios que confían en la marca. ¿Cómo se consigue? Pues, por ejemplo, contestando a los mensajes -tanto públicos como privados- que escriben nuestros seguidores.
Lo mismo sucede en Twitter. Lo positivo es que no sincronicemos nuestros perfil de esta plataforma de microblogging con nuestra página de Facebook. Principalmente porque perdemos la oportunidad de utilizar ‘hashtag’ o etiquetas clave, y desperdiciamos la posibilidad de titular de una forma más atractiva para lograr un mayor tráfico. Es fundamental responder a las menciones y mostrar nuestro agradecimiento a los nuevos usuarios por haber pulsado el botón “seguir” en nuestro perfil. No tiene sentido tomar a broma a nuestras “embajadas” virtuales. Una empresa no debe estar presente en internet por algo, sino para algo. Quizá perdamos alguna venta por no responder a algún mensaje. Y esto el departamento de ventas no nos lo perdonará en la vida.